En este pequeño ensayo se muestra a la luz del alma gótica una exposición del pensamiento que sobre la vida tenían Schopenhauer y Nietzsche. Queda aquí de manifiesto el papel que tuvo el de Danzing como maestro de Nietzsche. Además también queda aquí grabada la exaltación de la presencia del dolor en la vida: en Schopenhauer como existencia real del hombre, en Nietzsche como la pasión primera para lograr la plenitud de la vida a través de la creación de sí mismo. DISFRÚTENLO.

 
La distinción de Nietzsche entre sueño y embriaguez es, tomada de Schopenhauer, de la distinción entre voluntad y representación o también de cosa en sí y fenómeno; pero antes de explicar por qué la voluntad y lo dionisíaco constituyen el fondo de la existencia, es importante aclarar lo que significan ambos conceptos y la relación que guardan con la Representación y lo Apolíneo. La voluntad para Schopenhauer es el querer, es la cosa en sí, unidad primitiva, también entendida como flujo de renovación continua sin sentido, como fuerza cósmica, es decir, el aspecto trágico del eterno retorno, Philonenko le llama potencia maligna causante del sufrimiento y del desgarramiento, que debe ser negada; pero ¿cómo podría negarse la voluntad? En la contemplación estética el individuo deja de ser tal, para convertirse en sujeto puro del conocimiento, al fundirse con el objeto contemplado se olvida de su individualidad y por lo tanto del sufrimiento, deja de desear y de esta manera anula a la voluntad, Dicha anulación, dice Schopenhauer, no es más que una ilusión, porque la voluntad es precisamente lo que nos hace ser.

Dionisos es la embriaguez, la desmesura, nos lleva al extremo total (genialidad, locura); nos hace participar de la unidad primitiva, del ser original, "...de esta manera reproduce la contradicción como dolor de la individuación, pero lo resuelve en un placer superior, haciéndonos participar en la sobre abundancia del ser único o del querer universal".
Aquí se ve de manera clara el sentido que los dos pensadores le dan a estos conceptos, aún cuando se refieren a lo mismo; para Schopenhauer el querer es igual al dolor imposible de superar, para Nietzsche, el querer también es dolor pero permite la creación: en la afirmación del dolor se da la transformación al gozo.

La representación, para Schopenhauer, es lo que está a la luz; representar y conocer son lo mismo, existen representaciones abstractas (razón) e intuitivas que se refieren al mundo visible, lo anterior se enmarca al campo del fenómeno. Apolo es el sueño, dice Nietzsche de acuerdo a la mitología, los dioses proporcionan a los hombres las hermosas figuras; es aquí donde se encuentra la mesura, la razón, en donde también se atrapa al hombre por medio de la bella apariencia. Tanto Schopenhauer como Nietzsche no consideran al fenómeno como creación del intelecto, "sino como una forma Apolínea producida y creada por el fondo dionisiaco del mundo"

Tanto para Schopenhauer como para Nietzsche la voluntad o lo dionisiaco es el fondo de la existencia. El primero sostiene que "la voluntad es lo primero, lo originario; el conocimiento, es algo que se añade", esto es, primero es el querer o la voluntad y después el reflexionar. Nietzsche considera que Dionisos (querer) necesita de Apolo y viceversa para poder convertirse en arte, ya que el substrato de lo apolíneo es lo dionisiaco, porque permite crear, y de igual manera el arte dionisiaco para ser tal necesita de Apolo; en esta parte retorna Nietzsche a Schiller, en la consideración de que primero es el ánimo musical (Schopenhauer , voluntad) , y después la idea poética (razón), y lo anterior es precisamente el punto de unión entre estas dos fuerzas.

Para que pueda ser posible la creación artística es necesario que se una esta tensión entre Apolo (representación), y Dionisos (voluntad), para que se pueda mostrar la esencia es necesario que salga a la luz. Para Schopenhauer, el substrato de la tragedia es el dolor primordial, el coro dionisíaco anhela liberarse en la ilusión del sueño dramático, se alejan de la vida,...";para Nietzsche el verdadero Dionisos es el dios afirmativo, que es "alegría primordial".

SURGIMIENTO DE LA TRAGEDIA.
La tragedia es el resultado de la tensión producida entre Dionisos (voluntad) y Apolo (representación), es necesaria dicha tensión para que sea posible la creación artística, pues sólo de esta manera se salva lo absurdo de la existencia. "La tragedia era música e imagen, sueño y embriaguez, figura y caos, luz y noche, fenómeno y esencia, o más exactamente: la aparición de la esencia del mundo".
Nietzsche sostiene, de acuerdo a la tradición, que el origen de la tragedia se encuentra en el coro trágico, pero respecto a esto retorna la idea de Schiller, el cual considera al coro como un «muro viviente», que es puesto por la misma tragedia con la clara intención de separarse del mundo establecido (real), y de esta manera conservar su espacio ideal y su libertad poética. Nuevamente en este punto existe una relación y una diferencia con Schopenhauer, para éste la voluntad o el dolor primordial son la base de la tragedia al "igual" que para Nietzsche; en Schopenhauer, la función del coro no sólo es la construcción de un espacio ideal, sino también la manera de alejarse del deseo-dolor; en cambio, para Nietzsche el coro deambula en un espacio ideal donde se afirma en su libertad poética, es decir, lo que intenta no es alejarse del dolor sino afirmarlo: transformarlo en alegría.
Para ambos pensadores el arte permite el sentimiento de unidad (contemplación estética), que es el estado de felicidad o gozo pleno; al final menciona Schopenhauer, "pero sea cual sea la acción de la naturaleza y de la suerte y trátese de quien se trate, y de lo que posea, no se sustraerá nunca al dolor de vivir" Nietzsche, contrariamente, considera que "el consuelo metafísico (...) de que en el fondo de las cosas, y pese a toda mudanza de las apariencias, la vida es indestructiblemente poderosa y placentera, ese consuelo aparece con corpórea evidencia como coro de sátiros", este es el principal postulado de Nietzsche, con el cual ataca al pesimismo, y a todo lo que niegue a la vida.

La parte central de la filosofía de la tragedia de Schopenhauer, consiste en darse cuenta de que la tristeza metafísica no se puede transformar de manera positiva, porque primero está la Voluntad y después el Reflexionar: "no se puede curar una enfermedad metafísica, se puede solamente administrar un calmante". Para Nietzsche, por el contrario, el hecho de afirmar lo trágico, de amar lo absurdo de la existencia, nos permite transformar la vida, convertirla en alegría. Nietzsche ve claramente en la tragedia griega el "espíritu" fuerte de un pueblo, que pese al dolor supo afirmar lo trágico; de ello surge el alegre mensajero, el héroe trágico que lucha contra la Moira (destino) aun cuando de antemano sabía su fatalidad; también surge el artista que se encuentra en un estado letárgico, siendo partícipe de la unidad primordial, es el hombre que ríe, que juega.

Amor fati.
Amor fatal, amor al destino es "el no querer que nada sea distinto, ni el pasado, ni el futuro, por toda a eternidad". Existe una diferencia en este tema entre Schopenhauer y Nietzsche: para el primero se trata de una aceptación del destino, para el segundo de una afirmación del mismo. Para Schopenhauer, aceptar el destino significa soportar lo necesario, esto es, considerado como lo contingente, lo arbitrario, lo ilusorio, es el estatuto del sueño. Soportar lo que soy para así sufrirlo en menor medida; para superar la necesidad es preciso introducir lo real, pero esto, dice Schopenhauer, es tan sólo una ilusión, el hecho de tener conciencia del sueño o de lo ilusorio no hace posible transformarlo, sino solamente esclarecerlo, al lograr lo anterior se ve a la tragedia como un juego de mal gusto, que permitiría llegar a la renuncia y de esta manera obtener un calmante. Para Nietzsche, afirmar el destino significa no solo aceptarlo sino amarlo, amar al destino quiere decir no querer que nada sea diferente: amar al destino es la postura del héroe trágico, que se enfrenta a la Moira sabiendo que es inútil dicha pugna; pero aun así se enfrenta con toda su fuerza como si tuviera alguna posibilidad de derrotar al destino, él sabe que no podrá hacerlo pero lo intenta. Para Nietzsche afirmar el destino también es esclarecerlo, mostrar lo ilusorio; pero al amarlo, al afirmar lo terrible, lo absurdo, el destino, se obtendría no la «felicidad» sino la sensación de la plenitud de la vida.

La fuerza de este héroe trágico no surge de manera inmotivada, sino que tiene conciencia de que las "figuras finitas son sólo olas momentáneas en la gran marea de la vida". Para Nietzsche, Todo es Uno, tanto la vida como la muerte se encuentra en un movimiento rotatorio; el eterno retorno, al morir no se muere totalmente sino que se regresa al lugar de donde procedemos, tanto el nacimiento como la muerte son aspectos de la misma vida; al morir el ser finito regresa a lo infinito (Dionisos), y este hace surgir nuevamente figuras finitas. En Schopenhauer existe también una especie de "eterno retorno", tal vez la influencia que tuvo éste sobre Nietzsche fue más fuerte de lo que él mismo reconocía; pero respecto al eterno retorno Schopenhauer tiene varios pasajes de los cuales se podría desprender el eterno-retorno nietzscheano; las consecuencias de este "eterno retorno" de Schopenhauer son diferentes con las de Nietzsche. A continuación cito los pasajes de Schopenhauer donde se encuentra la relación antes mencionada.:
"(...) ni la voluntad, cosa en sí de todos los fenómenos, ni el sujeto del conocimiento, espectador de estos, son afectados en nada, ni por el nacimiento ni por la muerte. El nacer y el morir son cosas que pertenecen al fenómeno de la voluntad y, por lo tanto, a la vida, y a ésta es esencialmente manifestar, en individuos que nacen y perecen como fenómenos efímeros que aparecen en la forma del tiempo.. Nacimiento y muerte pertenecen por el mismo título a la vida y se mantiene en equilibrio entre sí como condicionados recíprocamente o, (...) como polos del fenómeno total de la vida".  "Cada individuo, cada rostro humano no es más que un breve ensueño de la eterna voluntad de vivir, del genio inmortal de la naturaleza. Es un boceto más que la voluntad traza, a modo de recreo, sobre el lienzo infinito del tiempo y el espacio, (...) borrándolo en seguida para pintar nuevas figuras".

La última cita me parece la más relevante, porque es donde se puede desprender una especie de «eterno retorno»; al igual que Nietzsche, en Schopenhauer el hombre es un boceto de la voluntad y al borrarlo, al morir, no se muere totalmente porque el nacer y el morir forman parte de la voluntad; pero al borrarlo se pintan nuevas figuras, es decir, al morir la voluntad o Dionisos crean nuevas figuras y se da un círculo entre nacimiento y muerte.

¿A dónde llegan ambos pensadores? Schopenhauer termina en la renuncia, en la negación de la voluntad; en términos de Nietzsche, en un nihilismo pasivo, Schopenhauer queda abatido por la falta de sentido, prefiere el Nirvana a la vida, para él el triunfo del ser se da en la conquista de la nada, aquí el hombre es pensado como un asceta fracasado porque lo que intenta negar la voluntad, es lo que lo hace ser. Nietzsche, de manera contraria, afirma la vida, la voluntad, la luz; para Nietzsche no existe un sentido, y ve ahí la grandeza y la mayor dicha de los hombres, porque al no haber un sentido abre la posibilidad de creación de sentido, diría Nietzsche, lo mejor que nos puede pasar es que seamos como "relojes", porque esto nos permite crear y creamos a nosotros mismos de múltiples formas, vivir de alguna manera es inventar. Afirmar la vida en este sentido es hacerla más intensa, crear nuevas posibilidades de vida, en términos de Nietzsche, que "el mundo de la apariencia y de la ilusión es el único mundo real”.

Para Schopenhauer como para Nietzsche el arte (música) tiene un papel principal en la vida, para el primero le ayuda a eliminar el deseo (dolor), el arte como purga; pero Nietzsche lo que intenta es precisamente estimular el deseo para dominarlo, ambos consideran que todo es una ilusión, pero el arte puede ser visto como salvación que es el caso de Schopenhauer, o como aquello que reafirma aun más lo ilusorio de la existencia para de esta manera transformarla a nuevas posibilidades.

La relación planteada entre Schopenhauer y Nietzsche, al final del segundo apartado me parece relevante, por lo cual intentaré aclarar dicha relación. El "eterno retorno" en Schopenhauer puede ser visto en dos planos: primero se refiere al ámbito de lo fenoménico, en el cual el hombre después de satisfacer un deseo, surge otro nuevo, aquí me refiero a la consideración de Schopenhauer de la vida como péndulo entre dolor y aburrimiento; pero existe otro plano que sería el ontológico; el individuo muere pero sólo visto desde el principio de razón (representación); pero visto como sujeto de conocimiento no muere, solamente retorna a la voluntad (lo Uno, realidad suprema, lo in-finito), para que ésta cree nuevamente figuras finitas. Donde Schopenhauer ve lo terrible, Nietzsche ve la mayor posibilidad de vida, de gozo, lo importante no es la falta de sentido sino la posibilidad de creación de múltiples sentidos, a la pregunta querer o no querer, la negación del deseo nos conduce a intentar negar lo imposible, nos lleva a la nada; al afirmar el deseo nos lleva a la transformación del dolor en gozo, a convertimos en artistas, teniendo la posibilidad de crear una obra y lo principal hacer de la vida una obra de arte.